domingo, 18 de septiembre de 2016

El Hotel Humboldt y el sistema teleférico

Todos los caraqueños han visto el hotel que se alza en lo alto del cerro El Ávila. Muchas personas han tenido y tienen la oportunidad de subir hasta él gracias a la reconstrucción del teleférico y han podido visitar brevemente el edificio. Pero muy poca gente conoce algo sobre su historia aparte de que fue construido bajo el mandato de Marcos Perez Jimenez. 

La idea de subir al los cerros de la cordillera de la costa mediante medios mecánicos podemos rastrearla por lo menos hasta finales del siglo XIX. Existen en la red algunas imágenes de un proyecto para la construcción de un funicular que ascendiera hasta la cumbre del pico oriental a lo largo de la fila, idea de Fred Goetsch Goeschel, y existen fotografías sobre un proyecto para el ascenso a la silla desde Macuto, donde se observan cuadrillas de obreros removiendo la vegetación para iniciar el proyecto. 
 
Proyecto de funicular terrestre desde Caracas a la Silla del Ávila, de Fred Goetsch Goeschel, en 1934

Ya en una época más reciente, podemos observar una idea más concreta de un funicular hacia el cerro El Ávila. Eran finales de la época de los cuarenta, y a pesar del convulso clima político existió una iniciativa privada para crear este medio de transporte al cerro, fundamentalmente con objetivos recreativos. 

Ya en la década de los 50s, bajo el mando de Marco Perez Jimenez (MPJ), surge la idea no solamente de crear un medio de transporte a la cima del cerro, sino continuarlo hasta el litoral, y coronar la montaña con un hotel de extremo lujo. Teniendo en cuenta el hecho de que para esos años todavía no se había culminado la autopista Caracas – La Guaira, la construcción de un método de transporte cómodo que conectara a los turistas recién llegados al puerto con la capital incrementaría notablemente el turismo. 

Si bien la finalidad principal era el incrementar el turismo, algunas personas no descartan la posibilidad de que existiese una motivación militar, para permitir un rápido acceso a la cumbre de la montaña, facilitar el movimiento hasta el litoral central y dominar a la vez tanto la vertiente norte como la vertiente sur, hacia la capital. Lo cierto fue que se comisionaron a los ingenieros Gustavo Larrazábal y Óscar Urreiztieta para diseñar un complejo hotelero con todas las comodidades en la fila de la montaña, en un área sin accesos de ningún tipo. Para el diseño del hotel se consideró al arquitecto Tomás Sanabria, quien además se encargó de diseñar la estación Ávila del teleférico. De la creación de las estaciones de Maripérez y El Cojo (Macuto) se hizo cargo el arquitecto Alejandro Pietri Pietri. Además, se hizo cargo del paisajismo al brasileño Roberto Bruhle Marx, el mismo diseñador del Parque del Este. El hotel, las estaciones y las caminerías fueron construidos por la empresa venezolana ENECA, mientras que el sistema funicular fue elaborado e instalado por la compañía alemana Heckel, todo este equipo bajo la supervisión del Ministerio de Obras Públicas y el mismo MPJ. 

Apuntes a mano sobre las fotografías aéreas
Esquema del teleférico, dibujado por Tomás Sanabria

Podemos observar en estas imágenes los bocetos para la distribución de las áreas y las edificaciones en El Ávila, y señalando las rutas de acceso de la línea del teleférico. 

Movimientos de tierra

En plena construcción de la torre del hotel

La estación Ávila

Terraceos y consolidación de los taludes

Marcos Pérez Jiménez en plena inspección

El sistema del primer teleférico constaba de seis torres de aproximadamente 35 metros de altura, que sujetaban algo más de seis kilómetros de guayas para un recorrido de 3350 metros. Constaba en total de ocho cabinas para pasajeros, de color rojo, con capacidad de 24 personas cada una; una cabina presidencial, pintada de color verde oscuro y con el escudo nacional en su puerta; y una cabina ambulancia, de color blanco identificada con una cruz verde. Se realizó el recorrido inaugural el 14 de Septiembre de 1955, siendo finalmente inaugurado al público el 19 de abril de 1956. 


Llegando a la estación Ávila

Las personas que llegaban a la estación Maripérez eran organizadas en dos filas de doce personas, para ingresar a las cabinas. Una vez en sus asientos eran orientados por el cabinero sobre las normas de seguridad, dando inicio al recorrido de 25 minutos hasta la estación Ávila. Se realizaban dos paradas al subir y dos al bajar, al nivel del cortafuego y de la quebrada Gamboa, con la finalidad de permitir el embarque y desembarque de pasajeros en las estaciones. Fue tanto su éxito que en un año subieron más de un millón de personas, según algunas estimaciones. 

Aguardando el turno para subir a la cabina    
Caracas desde la cabina.

Para Diciembre de 1956 se inauguró el tramo Ávila – El Cojo. En un trayecto de 20 minutos se descendía desde los 2160 metros hasta Macuto. Este tramo contaba con estaciones intermedias, El Irón (cerca de Galipán) y Loma de Caballo. Estas estaciones eran más pequeñas y no contaban con instalaciones recreativas, ya que la intención era movilizarse rápidamente desde y hacia Macuto. 

Adicionalmente se construyó un pequeño funicular que conectaba la estación Ávila del teleférico con el hotel, un recorrido de 600 metros, preparándose para llevar a los turistas y sus equipajes cómodamente. 

Inauguración del hotel Humboldt, reseñada en El Heraldo, 29/12/1956

En cuanto al hotel, fue inaugurado el 29 de Diciembre de 1956, siendo bautizado por Pérez Jiménez como “la hostería de la cota 2000”. Consiste en una torre cilíndrica de setenta metros de altura, con sesenta habitaciones distribuidas en 14 pisos, mezzanina, planta baja y sótano; contando además con salas de eventos, comedor, piscina climatizada por calderas, salones y una discoteca con una pista de baile giratoria. Los edificios anexos contaban con miradores y una pista de patinaje sobre hielo. Sanabria lo diseñó con una fachada de vidrio para ayudar al calentamiento del edificio y ahorrar energía, además de lámparas que ayudaban con la calefacción. 

En cada detalle de su construcción no se escatimó en gastos para ofrecer el mayor lujo y los mejores acabados. Pisos de mosaico de jaspe verde, traído expresamente de Guayana; un gran mural de cerámica vidriada, al mejor estilo gaudiano, elaborado por Arbelo Arellano; chimeneas de cobre; griferías de bronce y pisos de mármol. 
Comedor

Pasillo hacia el lobby

Piscina climatizada

El hotel, más que funcionar para el alojamiento de turistas, fue más famoso como escenario de famosas fiestas y eventos sociales que reunían a lo más encopetado de la sociedad de la época, tanto durante el mandato de MPJ como después. En algún momento de su prolongada decadencia funcionó como escuela de hotelería, pero nada pudo salvarlo de ser producto de una idea financieramente inviable en un país en que progresivamente se iban degradando social y económicamente. Y es que en palabras del arquitecto Tomás Sanabria, un aspecto fundamental para garantizar el funcionamiento del sistema y no operar en números rojos, era el instalar un casino en el hotel, pues no alcanzarían los ingresos producto del alquiler de las habitaciones y los boletos para el teleférico. Pérez Jiménez no estuvo de acuerdo con la idea, pues no aprobaba los juegos de azar, y el casino no se construyó. 

Siendo así, con el transcurso de los años – y más acentuadamente después de la caída de MPJ – la venta de boletería no alcanzó para cubrir los gastos operativos y de mantenimiento del teleférico, sobre todo en el tramo hacia Macuto, de mayor longitud y dificultad técnica. En cuanto al hotel, las mismas características de su ubicación y aislamiento que le dan su encanto generaron problemas para captar clientela, pues los clientes capaces de pagar las elevadas tarifas necesarias para hacerlo sostenible – empresarios, turistas de alto gasto – no apetecían pasar más de una noche o dos en el hotel, pues no había nada que hacer. Paulatinamente, la gerencia del hotel tuvo que migrar a una clientela más clase media, turistas extranjeros de nivel medio y uno que otro recién casado caraqueño, rebajando las tarifas progresivamente. 

A mediados de los setentas, ya con el sistema en estado crítico, se le otorga la concesión a la cadena hotelera Sheraton, esperando obtener mejores resultados. La cadena, que ya operaba el Macuto Sheraton, armó paquetes de cuatro noches en la costa y tres noches en la montaña, ocasionando múltiples problemas operativos que causaron que la cadena rescindiera el contrato apenas un año después. Para empezar, el estado de deterioro del hotel era tal que sólo pudo arrancar con 18 habitaciones y la discoteca con pista giratoria. Pero los problemas logísticos, aún con esa cantidad de habitaciones eran muy grandes. Por ejemplo, el hotel queda tan alejado que debían llevarse enormes cantidades de insumos mensualmente, pero a su vez es tan pequeño que no existían espacios dedicados para el almacenamiento. Es tan pequeño, que no se pudo instalar una panadería para los huéspedes. Los alimentos tenían que ser subidos diariamente por teleférico, pero este comenzaba a operar a las 6 a.m., provocando que los desayunos no pudiesen ser servidos antes de las 8 a.m. En una oportunidad, se dañó la máquina para hacer hielo. El mecánico tardó tres horas para llegar al hotel, para reconocer la falla, y tardó tres horas más e bajar a conseguir el repuesto, y nuevamente tres horas más para subir. 

Vista aérea del conjunto
Pero el principal problema era que los visitantes se aburrían, al no tener nada que hacer durante tres noches. Ya a las 24 horas los trabajadores del hotel recibían quejas, pero era mucho más rápido cuando estaba nublado. 

Después de la salida de la cadena Sheraton, en 1976, el hotel cae en el abandono. Era solamente custodiado por un vigilante, el señor Francisco Paco López, que tuvo que llegar a pintar las columnas exteriores de cobre, para que no se las robaran. En la década de los 80 la administración del hotel es dada a Blanca Ibáñez, quien realizó grandes remodelaciones alterando en gran medida su aspecto original, como la creación de varios salones de estilo “alemán”, “francés”, etc. Luego es instalado un hotel escuela, que no tuvo éxito en su funcionamiento.

Acabados de los 80's
En cuanto al teleférico, el primero en ser cerrado fue el teleferquito de la cresta. Durante el tiempo que se mantuvo activo presentó fallas de funcionamiento en sus motores que lo mantenían inactivo más de la mitad de los días del año, posiblemente por el fuerte viento que hacía que oscilase en exceso. En más de una ocasión se tuvo que hacer el transporte de los turistas desde la estación hasta el hotel en pequeñas camionetas, y una vez que el hotel dejó de funcionar, en 1976, el sistema fue desmantelado a excepción de las dos torres, que pueden verse aún en pie. 

El teleférico de la cresta
Luego le siguió el turno al tramo de Maripérez. El 7 de Agosto de 1977 un alambre de la parte exterior de una de la guayas se atascó en una de las cabinas, trancando el sistema por completo y teniendo que ser rescatados los pasajeros. A consecuencia de este accidente se suspendió el servicio por más de treinta años. El tramo de Macuto cayó igualmente víctima de la falta de mantenimiento, ocurriendo un incidente que detuvo su funcionamiento, esta vez sin pasajeros en sus cabinas. 

Largos años de abandono se sucedieron, donde por un breve periodo se otorgó la concesión a un consorcio en 1983, que logró poner en estado operativo el tramo de Maripérez – Ávila, pero no pudo abrirlo al público. En el tramo del litoral, las estaciones se corroyeron y la vegetación las invadió, mientras que una cabina quedó colgando de las guayas, a modo de cabina fantasma. En el hotel empezaron a escucharse historias de fantasmas y aparecidos, que aumentaban la curiosidad de las personas. 

La "cabina fantasma"

Actualidad

La aprobación de la Ley de Casinos y Juegos de Envite y Azar durante el segundo gobierno de Rafael Caldera (1994-1999) abrió el panorama para la creación de un casino en el Hotel Humboldt, por lo que el gobierno abrió el proceso de licitaciones para ver qué empresa privada operaría tanto el teleférico como el hotel. Solamente se presentó al concurso el consorcio Inversora Turística Caracas (compuesta por el Grupo Mezerhane y el Fondo de Valores Inmobiliarios), adjudicándose la concesión por un periodo de 30 años. El plan pasaba por reactivar el teleférico en sus dos tramos, en reemplazar la caminería existente y mejorar las instalaciones, al crear un auténtico parque temático, y finalmente la puesta en funcionamiento del hotel y del casino. 

A mediados del año 2000, comenzó la construcción y sustitución del antiguo sistema teleférico. Esta vez con tecnología austriaca, a cargo de la compañía “Doppelmayr”, quien proporcionó todos los equipos y maquinarias necesarios para llevar a cabo el montaje del sistema, a excepción de las cabinas, construidas por la firma suiza “CWA”, y la guaya, fabricada por la empresa suiza “Fatzel”, ambos equipos fueron trasladados por partes, en barco hasta Venezuela. La guaya estaba dividida en dos (02) carretes las cuales se unieron posteriormente al ser incluida al sistema.

Durante el proceso de dotación de equipos y materiales las empresas de ingeniería nacional “Cocsia” e Inversiones “Christian Folch” en conjunto con los técnicos de Doppelmayr trabajaron arduamente por un año poniendo en funcionamiento el sistema antiguo, el cual fue utilizado para transportar los materiales de construcción y las piezas del sistema que eran necesarias en la estación Ávila y en el recorrido, tales como las torres y maquinaria, construyendo para esto, gracias al ingenio de los empleados, dos cabinas especiales de carga, bautizadas por ellos como arañas, las cuales se caracterizaban por tener una abertura en el medio de la plataforma que constituía el piso, con la finalidad de bajar los materiales a través de un “winche”, que estaba sujeto a las barandas de la misma. Había un pasillo alrededor de la abertura que era ocupado por tres (03) personas, uno de ellos manejaba el winche, otro dirigía la guaya y el último coordinaba con el operador del sistema cuando debía detenerse o andar, es decir, era el que mantenía la comunicación por radio con el operador del sistema teleférico. Esta cabina poseía cuatro patas a los lados con la finalidad de mantener la estabilidad de la cabina al llegar a las estaciones.

Las torres de forma circular (semejante a los postes de electricidad) de acero galvanizado y cuyo diámetro es de 50 cm. aproximadamente y 16 mts. de altura promedio, fueron montadas por la empresa Cocsia, siguiendo el trazado de las torres antiguas, es decir el sistema teleférico moderno seguiría el mismo recorrido que el sistema original. Para ello se ayudaron con el sistema antiguo y las ya mencionadas arañas. En primera instancia se perforó el suelo, luego se hizo una base de cemento y dentro de la base y en cada lado había un tornillo con la finalidad de atornillar y sostener la torre. A lo largo del recorrido se puede observar que varias de las torres, se encuentran inclinadas e igualmente que algunas de las torres son más grandes que las demás, esto se debe a la necesidad de adaptar la pendiente de la guaya al relieve de la montaña, a fin de que el ascenso y descenso sea lo más suave posible.

Una vez levantadas las 23 torres que componen el sistema y se trasladaron todos los equipos y materiales necesarios se procedió a montar una guaya guía de 28 mm., utilizando una de las guayas tractoras del sistema antiguo, la cual es sujeta con un winche y cortada para luego ser empalmada a la guaya guía, y posteriormente subida hasta la estación Ávila, al llegar allí la guaya guía es sujetada por un winche y bajada de las torres viejas manteniéndose estirada en el suelo a lo largo del recorrido, para proceder a derribar las torres viejas y el sistema antiguo, dando paso a la construcción y ubicación de la maquinaria del sistema nuevo tanto en Maripérez como en Ávila, proceso llevado a cabo por Inversiones Folch y técnicos de la Doppelmayr.

El proceso para derribar las torres viejas fue el siguiente: detrás de cada torre se colocaron dos (02) winches uno por cada lado, por medio de un liguete (gancho que sujeta la guaya) se unieron las guayas al winche y se procedió a subir manualmente las guayas a la parte superior de la torre vieja para luego ser amarradas, luego se hace el corte a través de un soplete de oxígeno y acetileno, de las patas más cercanas al vacío para que cediera hacia la montaña y evitar que cayera al precipicio.

Una vez finalizado la construcción y montaje de la maquinaria de las estaciones se procedió a subir la guaya del nuevo sistema, de 5.4 cm. de diámetro, haciendo un empalme entre la guaya guía y la nueva, en la estación Ávila se acciona el winche para halar la guaya y a medida que iba pasando por cada torre un grupo de obreros la hacia pasar por las poleas.

El nuevo sistema funciona desde la Estación Ávila con dos (02) motores eléctricos ABB que trabajan con 440 MA (corriente continua), el cual acciona el reductor, disminuyendo la velocidad de operación que proporciona el motor, este a su vez acciona el eje motriz y la polea denominada rueda motriz de avance, de 4.8 mts. de diámetro, moviendo simultáneamente la guaya y por ende la rueda motriz de retorno, de 5.5 mts. de diámetro, ubicada en la estación Maripérez, dicha polea está sujeta a un carro tensor el cual es medido por un calímetro o tablero que indica la tensión de la guaya. En caso de emergencia, el sistema cuenta con una (01) planta generadora de corriente eléctrica 440 MA y 120 MA. Además un (01) motor auxiliar Diesel, ubicado en la sala de máquinas del Anden Ávila, y un (01) motor de emergencia Diesel ubicado en la parte superior de la estación Waraira.

En la zona de embarque y desembarque, al llegar la cabina a la estación, la rueda superior ubicada en el brazo o gancho de la cabina, pasa por un riel que sube dicha rueda con la finalidad de hacer el desenganche de la guaya, moviéndose mecánicamente la mordaza situada en dicho gancho. A diferencia del sistema antiguo, en el cual la cabina se desplazaba por una guaya guía, tirada de dos cables o guayas tractoras, el sistema nuevo funciona gracias a una guaya única, en la cual la cabina es enganchada, por lo tanto no es la cabina la que se desplaza por la guaya, como sucedía con el sistema anterior, sino es la guaya la que se mueve estando la cabina sujetada a ella.

Los cauchos ubicados en la parte superior del sistema, es lo que permite el movimiento de la cabina en el anden una vez desenganchada de la guaya, por tal razón el sistema no se detiene para embarcar y desembarcar, a los usuarios. Al pasar por las zonas de embarque y desembarque la velocidad disminuye debido a la variación de tamaño entre las poleas internas y externas ubicadas detrás de los cauchos. Seguidamente la rueda más baja del gancho de la cabina pasa por un riel que la sube haciendo que una pequeña guaya unida a las palancas de la puertas haga presión para ser abiertas y permitir el desembarque de los pasajeros, luego de pasar por la zona de embarque, pasa seguidamente por otro riel que ahora baja la rueda encargada de la puerta para hacer el cierre automático, este pasa por un sensor de seguridad que verifica si el cierre de las puertas se ha llevado a cabo de manera perfecta, es decir, si la rueda no toca el sensor el sistema continua trabajando, en caso contrario, si la rueda llegara a rozar el sensor el sistema automáticamente se detiene.

Igualmente pasa con la rueda de la palanca de la mordaza, una vez que es bajada la palanca, la mordaza se cierra produciéndose el enganche de la guaya, seguidamente pasa por un sensor, que determina el cierre correcto de la mordaza. Dicha mordaza consta de un sistema de barras de torsión, el cual permite el cierre de la misma sobre la guaya, ejerciendo una fuerza de apriete de 5000 newton, (lo que a su vez equivale a 500 Kg. ó ½ tonelada de apriete). En cualquier caso, al estar cerrada la mordaza se consume menos energía que al estar abierta, puesto que esa es su posición habitual, por lo tanto y puesto que las leyes de la física determinan que todo objeto busca mantenerse en estado de reposo por gravedad, esto es un seguro adicional de la efectividad del sistema.

Las cabinas tienen una capacidad de 640 Kg. y ocho (08) pasajeros los cuales viajan solos, observándose en la parte interna un sistema de comunicaciones (botón rojo) para ser utilizado responsablemente en caso de presentarse alguna emergencia y debajo de este, un botón blanco para encender las luces. Tanto el transmisor como las luces son alimentados por una batería, la cual a su vez es recargada por la energía solar a través de un panel solar ubicado en la parte superior externa (techo) de la cabina. Se cuenta con 87 cabinas de las cuales 74 son cabinas para pasajeros particulares, 10 para pasajeros VIP, dos (02) son de carga llamadas también arañas, de color gris y una (01) para emergencia (ambulancia), esta última solo es utilizada en caso de emergencia, debiendo ser incluida al sistema por medio de un riel.

El Sistema Teleférico Warairarepano es un novedoso, rápido y seguro medio de transporte, que recorre una trayectoria de 3,5 kilómetros hacia la cima del Parque Nacional Waraira Repano en tan solo 15 minutos. El teleférico es referencia obligada en el quehacer turístico de Caracas. Su forma de transporte de última generación cuenta con 87 cómodas cabinas con capacidad para 08 pasajeros, de las cuales 73 de ellas son para pasajeros particulares, 10 para pasajeros VIP, dos de carga, llamadas también arañas, y una para emergencias. Se estima que el sistema teleférico pueda transportar alrededor de 2000 personas por hora, si su velocidad es de 6 mts/seg. siendo el tiempo del recorrido de 10 minutos exactos; no obstante, la velocidad normal de operación es de 4 mts por segundo, durando el recorrido 15 minutos. El intervalo de las cabinas sería de 15,16 segundos y la distancia entre cabinas es de 90,95 mts para la velocidad de 6 mts./seg.

Hacia Macuto 

En julio del año 2014 muy cerca de las playas de la costa varguense, al pie del imponente Parque Nacional Waraira Repano, se iniciaron las obras del nuevo Sistema Teleférico Warairarepano-Macuto.

estacion san jose

El sistema de este teleférico será de tipo mono cable, especialmente diseñado para transportar a las personas en ambos sentidos, contará con cuatro estaciones:

  • Estación Warairarepano: ubicada en la parte trasera de la estación actual. Se usará el espacio físico de la terminal existente del antiguo sistema. 
 
  • Estación La Hacienda: una estación muy particular, ya que solo será de transferencia, por el cambio de alineamientos (dirección de la guaya para cruzar).
 No habrá actividad comercial, pero los usuarios tendrán la posibilidad de caminar y disfrutar de la hermosa comunidad de San Antonio (Galipán). En ella se encontrarán hoteles, posadas y restaurantes para el disfrute.  
 
  • Estación San José de Galipán: tendrá un atractivo imponente como lo será el Parque Museo San José. En él se proyectarán ferias de comida, instituciones del Estado y lo más esperado el Museo interno donde se exhibirán detalles, piezas y maquinaria del viejo sistema teleférico. 
 
  • Estación El Cojo (Macuto): esta estación conserva su estructura original, su cúpula es considerada patrimonio y su bolardo (torres de operaciones) no han sufrido modificaciones, solo restauraciones. Contará con un estacionamiento amplio para que los usuarios puedan dejar su vehículo y disfrutar de nuestra naturaleza.
 
Contara con un total de 39 torres para soportar la estructura y 137 cabinas con capacidad para 8 personas cada una. La obra del Sistema Teleférico Warairarepano-Macuto atenderá a 5 millones de personas al año. 

estacion el cojo

La extensión del nuevo Sistema Teleférico Warairarepano – Macuto contará, con 7,5 kilómetros lineales de recorrido, ideado como un sistema de transporte masivo alterno, que conectará en tan solo 45 minutos, tres importantes destinos turísticos de Venezuela: sol y playa en el estado Vargas, montaña en el Parque Nacional Waraira Repano y la ciudad de Caracas.

La construcción del Sistema Teleférico Warairarepano – Macuto constituirá un eficiente modo de transporte que al combinarse con el teleférico existente proporcionará un modo alternativo de transporte terrestre convencional, el cual ofrecerá una capacidad máxima de 1000 personas por hora..
 
 

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